¡Cuánto tiempo y cálculos puede ahorrarnos una buena calculadora! Si estás pensando en renovarla o necesitas una para tu carrera, en esta guía de compra de calculadoras científicas analizamos qué opciones encontramos en el mercado, sus principales funciones y recopilamos algunos de los modelos más interesantes.
Qué mirar para acertar eligiendo una calculadora científica para clase
En el mercado existen calculadores de diferentes tipos, marcas y precios, por lo que antes de liarte la manta a la cabeza y comprar una, es recomendable preguntar al profesorado primero. Por un lado, podrán informarnos de las necesidades de cálculo a realizar y por otro, sabremos qué tipo de calculadoras están permitidas en los exámenes.
Y es que existen opciones muy interesantes a nivel de visualización, programación y almacenamiento cuyo uso está prohibido en ciertos niveles y cursos. Por ejemplo, aquellas que nos permiten visualizar el área encerrada entre dos funciones a integrar no pueden usarse en bachillerato al resolver por si mismas este tipo de problemas.
A partir de este punto, estos son los factores más importantes a considerar a la hora de comprar una calculadora científica:
Funciones para todas las necesidades académicas
El punto de partida a la hora de elegir una calculadora es tener claro para qué la vas a usar. Si bien en el instituto prácticamente cualquier calculadora científica nos va a valer — aunque no todas nos ofrecerán la misma experiencia —, la cosa se complica si andamos a la búsqueda de una calculadora para la carrera, donde la elección es determinante porque pasaremos de contar con un modelo que simplemente nos ayude a resolver operaciones generales a una que nos ahorre tiempo en tareas largas, complejas y específicas
En este escenario universitario merece la pena comprar para presente y futuro, pero acotando al máximo lo que requeriremos, porque la curva de aprendizaje también es notablemente superior en este tipo de modelos. No sería el primer estudiante ni el último que acabe llevando una chuleta a un examen para saber cómo se usa una función de su calculadora.
Todas las calculadoras ofrecen las operaciones aritméticas básicas (suma, resta, multiplicación y división) pero, a partir de este punto, existen calculadoras que cubren diferentes campos de las matemáticas, como la trigonometría, geometría, el álgebra, matemáticas financieras, estadística… llegando a proporcionar herramientas para otras ciencias como la física o la química.
Un punto a tener en cuenta es que existen calculadoras que permitirán visualizar, editar y crear archivos de texto, hojas de cálculo y gráficastanto a través del propio dispositivo como mediante un ordenador, valiéndose generalmente de un cable o de sistemas de almacenamiento como tarjetas de memoria. Si es el caso, mejor verificar qué tipo de archivos son compatibles, si existe suite específica y si esta ofrece una interfaz actual, completa y actualizada.
Para saber con seguridad qué funciones integra, lo mejor es irse al manual. Por este motivo hemos incluido en nuestra selección un enlace a su ficha técnica.
El tamaño y la calidad de la pantalla
El rango de pantallas que podemos encontrar en las calculadoras van desde una simple línea monocolor a paneles de varias pulgadas en color donde ver gráficas con todo lujo de detalles. En este sentido, es fundamental que sea lo suficientemente grande como para lograr una introducción y visionado de los datos cómodos dentro de nuestras necesidades de cálculo.
En los modelos científicos a la ESO y el Bachillerato es suficiente con una pantalla monocolor de dos líneas, una superior donde ver el resultado del último cálculo realizado y una inferior donde visualizaremos lo que estamos introduciendo. Conforme vamos subiendo de gama, las pantallas crecen, permitiéndonos ver con claridad — y en consecuencia, entender mejor — operadores como integrales o matrices.
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Los modelos con la pantalla más grande son las calculadoras científicas gráficas, capaces de esbozar el trazado de una función en varias dimensiones, muy útil para conocer su monotonía, recorrido, continuidad…
Pero no solo es cuestión de tamaño, sino de calidad y de color. Puede que las pantallas a color ofrezcan un visionado más intuitivo, pero la inmensa mayoría de modelos sigue apostando por paneles LCD monocromo ya que se comportan mejor a nivel de visualización en entornos de diferente luminosidad y su consumo energético es inferior.
Un último apunte en este aspecto: en matemáticas los decimales importan y no, no todas las calculadoras admiten el mismo número de dígitos por línea.
Métodos de introducción de operaciones
En las calculadoras científicas orientadas al instituto, merece la pena apostar por modelos de tipo «VPAM», «SVPAM» o «Natural-VPAM», que hacen referencia a Visually Perfect Algebraic Method, Super Visually Perfect Algebraic Method o Natural Visually Perfect Algebraic Method, respectivamente.
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Este tipo de calculadoras permiten al usuario escribir expresiones matemáticas de una forma más natural. Así, si queremos calcular el seno de 30 introduciríamos «sen» «3» «0» «=». En caso de emplear una calculadora «SVPAM», además visualizaremos sobre la marcha lo que estamos introduciendo gracias a su segunda línea, pudiendo modificarlas.
Finalmente se encuentra el Natural-VPAM, que va un paso más allá que el anterior, valiéndose de dos líneas para visualizar las operaciones y completando este proceso de naturalización al hacerlo en formato de libro de texto (por ejemplo, mostrando la raíz o la integral), muy útil para los estudiantes más jóvenes.
Si subimos de nivel y buscamos una calculadora científica para la universidad, la decisión estará entre seguir manteniendo el algebraico al que nos hemos acostumbrado en nuestra época de instituto o dar el salto a RPN.
El RPN, popularizado por las calculadoras HP en la década de los 80, hace referencia a Reverse Polish Notation o Notación Polaca Inversa, traducido. En este caso, la introducción de texto sería primero los datos a operar y finalmente el operador. Así, si queremos calcular la suma entre siete y cinco, teclearíamos «7» «5» «+» «=». Además, veremos solo el resultado y no la operación.
Este cambio, que al principio puede costar un poco, acaba volviéndose intuitivo y nos permite trabajar con los niveles de la pantalla (stack), presenta mayor facilidad para operaciones grandes y nos permite familiarizarnos con «user RPL», abriéndonos las puertas a poder crear nuestros propios programas de cálculo.
Cuidado con la memoria
Aunque quien más, quién menos habrá hecho uso de las funciones «M» de su calculadora escolar para almacenar datos, las opciones del mercado van mucho más allá, de modo que no solo podamos guardar un dato concreto, sino también operaciones completas. Es el caso de las calculadoras científicas programables.
Los modelos más completos también nos permitirán usar archivos creados con un ordenador, de modo que podamos emplear tanto entornos propios como soluciones estandarizadas en forma de lenguajes de programación y software como Office.
Así, mientras que en una calculadora científica estándar el espacio no será un problema, conforme vayamos requiriendo el empleo de programas y archivos, sí que corremos el riesgo de vernos limitados. Como mencionábamos en el punto de las funciones, existen modelos con ranuras para tarjetas SD que facilitan la manipulación de archivos en diferentes plataformas y solventan este problema hasta cierto punto.
Antes de comprar una calculadora gráfica programable, asegúrate de que esté permitida en los exámenes, ya que suelen ser las que se prohiben al abrir las puertas a que podamos incluir en ellas libros de texto o apuntes.
Un teclado ergonómico e intuitivo
Una consecuencia de apostar por un modelo completo en cuanto a funciones es que nuestra calculadora contendrá más botones, más allá de los consabidos operadores básicos (suma, resta, multiplicación, división y porcentajes) y las cifras.
Así, subiendo peldaños de complejidad nos toparemos con funciones científicas, botones programables e incluso podemos llegar a ver teclados QWERTY para los modelos que apuestan por la introducción de texto. Recuerda que una calculadora científica más ambiciosa implica más tiempo para acostumbrarnos a ella y exprimir todo su potencial.
Ya hemos visto que la forma de introducción de operaciones varía, pero en función de la cantidad de teclas que encontremos, también podemos encontrar diferencias a la hora de realizar operaciones entre diferentes marcas y modelos. En este sentido, nuestra recomendación es decantarse por aquellos modelos con teclas grandes, con leyendas claras y el empleo de colores para distinguirlos a simple vista y pulsarlos con el menor margen de error posible.
La importancia de una marca conocida
Aunque constituyen un primer filtro que realizamos muchos a la hora de comprar un producto cualquiera, en el caso de las calculadoras las marcas cobran especial importancia. Así, nombres como Casio, HP o Texas Instruments son un clásico en el sector, si bien no son las únicas firmas cuyo catálogo cuenta con una buena colección de modelos.
Para empezar, lo habitual es que el profesorado nos proporcione modelos concretos que cubran las necesidades del curso, que ofrezcan una buena experiencia y que estén permitidas en los exámenes.
Asimismo, si echamos un vistazo a nuestros compañeros, encontraremos que hay poca diversidad en cuanto a marcas y modelos, de modo que podremos probarlas de antemano, verificando así aspectos que solo podemos saber con la práctica, y podrán echarnos una mano a la hora de aclimatarnos a ella. Incluso podréis poner en común programas, si el modelo lo permite.
Pero insistimos, en el mercado hay una amplia horquilla de opciones que nos pueden atraer más por cuestiones como la pantalla, diseño, funciones, teclado o precio. Si tomas esa decisión, no estás solo: internet está repleto de foros, documentación y vídeos. Eso sí, mejor apostar por marcas con experiencia que ofrezcan un software robusto y con actualizaciones.
HP 10s+
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Estamos ante un modelo sencillo y solvente para estudiantes de ESO y bachillerato que proporciona 240 funciones para problemas matemáticos, científicos yfinancieros básicos.
La calculadora científica HP 10s+ es compacta y tiene una pantalla LCD monocolor de dos líneas con introducción de texto VPAM algebraico.
Funciona con pilas y energía solar, además de apagarse sola tras 5 minutos de inactividad, por lo que es muy difícil que te quedes sin batería en medio de un examen.