Las conexiones inalámbricas WiFi se han convertido en imprescindibles en todo hogar conectado que se precie. Las usamos para acceder a Internet desde el smartphone, desde ordenadores portátiles, tabletas, pero también para altavoces, equipos de música, televisores y cada vez más en la Internet de las cosas.
De ahí la importancia de que todo funcione correctamente ofreciéndonos la máxima velocidad de conexión, con el mínimo de latencia, algo que no siempre podemos lograr debido a las interferencias de otras redes WiFi que están funcionando a nuestro alrededor. ¿Cómo podemos evitarlo?
Los canales WiFi
Lo primero que tenemos que conocer es que las redes WiFi funcionan gracias a lo que se denominan «canales». Son como carriles de una autopista por los que viajan nuestros datos en cada banda de frecuencias. Cada punto de acceso inalámbrico, como por ejemplo el router de nuestra operadora, establece una conexión WiFi en base a uno o varios de estos canales, dirigiendo por ellos todo el tráfico que maneje.
Si este canal está saturado por múltiples conexiones (por ejemplo por las redes WiFi de los vecinos) o tiene interferencias de otros canales próximos, la conexión va a sufrir problemas de paquetes perdidos, una reducción de la velocidad, incrementos de la latencia y por tanto una peor calidad que en ocasiones puede hacer que incluso se produzcan micro-cortes o velocidades muy inferiores a las teóricamente alcanzables con nuestros equipos.
Da igual que cambiemos el router de la operadora por uno carísimo de otra marca, que nos compremos un ordenador más potente o que instalemos fibra óptica de nueva generación. Si estas interferencias en los canales WiFi son muy elevadas probablemente nunca logremos una buena velocidad. ¿Qué podemos hacer?
Para la banda de frecuencias de 2,4 GHz, la que habitualmente usamos para dar cobertura en toda la casa dada su buena capacidad de penetración, hay definidos un total de 14 canales, separados por 5 MHz, aunque cada país y zona geográfica aplica sus propias restricciones al número de canales disponibles. Por ejemplo, en Norteamérica tan sólo se utilizan los 11 primeros, mientras que en Europa disponemos de 13 que operan entre los 2.401 y 2.483 MHz.
Cada canal necesita 22MHz de ancho de banda para operar, lo que produce solapamientos entre ellos. Así, el canal 1 se superpone con los canales 2, 3, 4 y 5, y por tanto los dispositivos que emitan en ese rango de frecuencias pueden generar interferencias. Lo mismo ocurre con el canal 6 y los canales 7, 8, 9 y 10, de ahí la importancia de elegir correctamente el canal que menos uso, interferencias y solapamientos tenga en nuestra casa.
Eligiendo el mejor canal disponible
Si a nuestro alrededor tenemos múltiples vecinos con conexiones WiFi lo más probable es que haya algunos canales que estén saturados y otros más libres. Los routers suelen escoger de forma automática el canal disponible nada más reiniciarse en función de ciertos parámetros como las interferencias, pero en los modelos más básicos no siempre son capaces de cambiar por sí mismos cuando se satura uno de ellos.
Por ello es recomendable que seamos capaces de identificar qué canales a nuestro alrededor están en uso, cuáles tienen más tráfico y cuál es el más recomendable para nuestra vivienda. ¿Cómo lo hacemos? Hay aplicaciones como Wifi Analyzer para Android o Windows 10 (solo tenemos que buscarla en la tienda de aplicaciones) que nos dan esta información mostrando la saturación y potencia de la señal de cada banda de frecuencias.